FIFA 2026: ¿Un fiasco anunciado?

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Opinión por Loup Folie–Lançon (Imagen: NBC / Getty Images)

La Copa Mundial de Fútbol 2026: un evento ya bajo alta tensión

La Copa Mundial de Fútbol 2026, prevista para celebrarse en los Estados Unidos, Canadá y México a partir del 11 de junio próximo, ya genera controversia. De hecho, desde hace varias semanas se observa una presencia geopolítica que ya no se oculta, la de Donald Trump, quien ya estuvo presente durante la entrega del trofeo de la Copa Mundial de Clubes a los Blues de Chelsea el verano pasado. Por su parte, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, continúa mostrando su cercanía con el dirigente. Detrás de estas apariciones intempestivas, poco a poco se revelan otros problemas estructurales que cuestionan directamente el éxito de esta competencia renovada.

¿Fiasco inevitable para la FIFA edición 2026?

Entonces, ¿podría la edición 2026 de la FIFA ser el Fiasco Inevitable del fútbol (soccer) a la americana? Más allá de la curiosidad que ha suscitado el 47º presidente de los Estados Unidos, algunos observadores ya expresan preocupación por el desarrollo de una de las competencias de fútbol más prestigiosas del mundo, y él no es ajeno a ello. Ya se puede relacionar la última decisión controvertida, la de poder consultar las redes sociales de los extranjeros que lleguen, prevista masivamente para el próximo verano. Esta medida es vista como un verdadero freno a la economía turística, y una violación importante de las cartas de derechos y libertades, ya que esta revisión durante cinco años se realiza sin ninguna orden judicial. También se percibe como una tentación para recopilar una gran cantidad de datos sobre poblaciones jóvenes, extremadamente activas en las redes sociales. Además de ser inédita, esta decisión contradice el objetivo inicial de promover la multiculturalidad mediante la realización de un evento deportivo de alcance mundial. Pero eso no es todo.

Relaciones diplomáticas y obstáculos económicos

Las frías relaciones diplomáticas entre los tres países organizadores también pueden percibirse como un obstáculo para la fluidez de la competición. En particular, se critican los nuevos aranceles aduaneros de 250 dólares contra inmigrantes, inversionistas, trabajadores temporales y inmigrantes aceptados, considerados demasiado severos en los Estados Unidos. Además, una decisión de junio de 2025 que prohíbe la entrada a ciudadanos de 19 países genera interrogantes adicionales, ya que excluye a los llegados de Haití e Irán, ambos clasificados para el Mundial. Consultado sobre el tema, el dirigente estadounidense afirma que se concederá una excepción para jugadores, entrenadores y ciertos funcionarios, excluyendo así a todos los aficionados, periodistas y miembros adicionales del staff. La implementación de visas específicas para solventar esta cuestión, los “FIFA pass”, es por ahora muy selectiva.

Inmigración y control de aficionados: un desafío logístico

Finalmente, la policía de inmigración estadounidense, la ICE, es un último factor de preocupación. Conocida por focalizar en prioridad a las poblaciones de origen latinoamericano, ¿cómo reaccionará ante la afluencia de aficionados? Sus controles focalizados pueden comprometer los desplazamientos entre los 16 estadios distribuidos en los tres países de América del Norte. Esta edición renovada, que enfrenta a 48 equipos frente a los 36 anteriores, requiere múltiples viajes para seguir los numerosos partidos.

Un desafío mayor en diplomacia y migración

Así, la Copa Mundial 2026, que se realizará en un formato ampliado, implica desafíos igual de importantes en materia de diplomacia y migración. En muchos sentidos, la competencia se decidirá tanto dentro como fuera de los terrenos de juego.

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